miércoles, 2 de mayo de 2018

¿Hay solución para la evaluación de las competencias clave? (II): el enfoque analítico

En la parte anterior a esta entrada se exponía el estado de la cuestión respecto de la evaluación de las competencias clave. Ahora, se pretende dar con algún enfoque que a mi juicio puede acercar a una solución, dejando a un lado los escollos administrativos o de sistema y aprovechando las sinergias del centro educativo. Todas estas soluciones están siendo probadas por algún centro educativo.

Enfoque analítico: guiado por la calificación

El procedimiento general consistiría en, desde la asignatura o interdisciplinarmente:
1. Escoger los criterios de evaluación que se van a trabajar en una tarea (proyecto u otro tipo de actividad similar, con un desempeño complejo), y dada su asociación con las competencias clave, determinar qué competencias se están trabajando (y posteriormente se evaluarán).
2. Se desarrolla la tarea, se propone una metodología, adaptaciones de las actividades o ejercicios que la componen...Se planifica la temporalización y se asignan los recursos necesarios.
3. Se planifica la evaluación de la tarea: procedimientos y estrategias y los instrumentos a utilizar.

Este procedimiento se ha usado mucho por los centros que han participado en el proyecto COMBAS del MEC (véase para más información sobre el proyecto: AA.VV. (2013). Guía para la formación en centros sobre las competencias básicasMadrid: Secretaría General Técnica. Centro de Publicaciones. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) o en las versiones de éste en algunas comunidades autónomas.

Todo gira en torno al área y sus criterios de evaluación, a través de una tarea que ahora sabemos conscientemente que trabaja ciertas competencias clave. El instrumento de evaluación proporcionará (como suele ser habitual) una calificación de esa tarea. Calificación que servirá a los propósitos de la asignatura: generalmente haciendo media (ponderada o no) con la calificación de otras tareas. Incluso en algunos casos se "califica", por diversos procedimientos, cada uno de los criterios de evaluación (o indicadores o estándares) asociados a la tarea evaluada. En otros casos, se reparte la "nota" de la tarea evaluada entre los distintos criterios asociados a la tarea (ponderados o no). De hecho, son acercamientos aún vigentes en muchos centros, para los que se han creado plataformas virtuales (por ejemplo Qe, en muchos centros concertados) que ahorran el trabajo que otros iniciaron en su momento con enormes hojas de cálculo.

Así, si se agrupan todos los criterios de evaluación de una competencia determinada, por ejemplo Competencia en Comunicación Lingüística, provenientes de distintas tareas evaluadas de distintas asignaturas, se puede obtener con una fórmula: la "nota" de la competencia. Así con todas ellas.

Valoración

Desde mi punto de vista este enfoque sigue sin asegurar una evaluación de competencias. Es cierto que el planteamiento de tareas integradas en las UDI (Unidades Didácticas Integradas, del proyecto COMBAS) sí asegura un trabajo de las competencias. En este sentido, ha sido un proyecto de calado en todo el Estado que ha transformado verdaderamente a muchos centros, sumergiéndolos en un proceso de innovación interesante con resultados excelentes en cuanto a otra manera de enseñar y de aprender. Sin embargo, a mi modo de ver, no acabó por perfilar del todo la cuestión de la evaluación. Con el enfoque de "calificación" de criterios de evaluación se sigue alejado del dominio de de las competencias, la parte más esencial para una evaluación válida. Además, la suma de distintas partes (criterios de evaluación), por muy sofisticado que sea el método de cálculo, no es el todo (la/s competencia/s). Y todo por poner a la evaluación al servicio de la calificación.  Nos dejamos deslumbrar de nuevo por el hecho de calificar. Hecho que es complementario a la evaluación, no sustantivo.

Ahora conocemos de dónde viene esta "moda" de calificar criterios de evaluación. Cosa que no ocurre en ningún país con una cultura de la evaluación asentada. Ni en las evaluaciones internacionales, donde se manejan cantidades ingentes de descriptores (el equivalente, para entendernos, a nuestros estándares de aprendizaje evaluables). Se ha creado un artificio para salvar la evaluación de las competencias clave, para que no resulte una suerte de "Euromillones" eso del consejo orientador o el Informe Final de la Educación Primaria. El intento está bien, pero ha agobiado y agobia a cantidad de docentes que tienen que calificar a un buen número de alumnos en un buen número de criterios de evaluación.

Quisiera plantear algunas preguntas para la reflexión, e invitar a los comentarios a este post: ¿tiene sentido proporcionar una "nota" a la competencia clave" cuando ni siquiera la norma lo indica así?, ¿tiene sentido dar cuenta de ella trimestralmente o incluso anualmente?, ¿realmente todos los criterios de evaluación están bien asociados con la/s competencias clave correspondientes?, ¿alguien lo ha comprobado con la descripción de la Recomendación europea de 2006, o de la Orden ECD/65/2015?, ¿el hecho de calificar criterios de evaluación asegura un trabajo realmente competencial en el aula?

En el siguiente post, tercera y última parte, apostaré por otro tipo de enfoque. Más holístico, alineado con las competencias clave y con las prácticas de aula si así se desea. Y por supuesto, alejado de la calificación, pero no de la evaluación. Habría un tercer enfoque, el utilizado por las evaluaciones nacionales e internacionales: pero este aspecto lo iré aportando en otras entradas referidas a la evaluación externa de los aprendizajes, cuando toque.