domingo, 31 de marzo de 2019

Cuestionarios cognitivos (II): Diseño y estructura

Por fin, la cosa va estando más relajada de trabajo y puedo continuar con el propósito de incluir más entradas sobre cuestionarios cognitivos. Me iré poniendo al día...
Gracias por seguir visitando el blog, a pesar de la inactividad.

En esta entrada voy a dejar una infografía sobre el diseño y estructura de los cuestionarios cognitivos. En resumen, van a estar conformados por unidades de evaluación. Cada unidad de evaluación está referida a un contexto, representado por un estímulo. En torno a ese estímulo, se realizan una serie de preguntas (ítems) de diferente formato que se relacionan también con un dominio de aprendizaje.


Algunas consideraciones para su uso en el aula


Ya se adelantó en la anterior entrada (Cuestionarios cognitivos (I): Fundamentación y características) que no todos los cuestionarios cognitivos han de incluir estímulos. Son aquellos que tienen un enfoque más tradicional o, si se quiere, menos dirigido a la evaluación de competencias. Un ejemplo a nivel internacional es TIMSS. La mayor parte de cuestionarios utilizados en clase carecen de estímulos y se centran en evaluar conocimientos, casi siempre de hechos o conceptos, a un nivel cognitivo de recordar o comprender, aplicar a lo sumo...incluso cuando se trata de ejercicios o problemas en matemáticas o física, por ejemplo: recordar un algoritmo o fórmula, comprender el problema (datos) y aplicar el proceso de resolución. Así que si queremos evaluar estos aspectos es una buena estrategia seguir con este tipo de pruebas.

Otra de las consideraciones a tener en cuenta es que diseñar un cuestionario cognitivo con estímulos supone aumentar la complejidad de la prueba, y si no se trabaja en clase de esta forma, también supone sesgar la evaluación y hacerla menos válida. En definitiva rompemos con la alineación entre enfoque de enseñanza-aprendizaje y evaluación.

En cuanto al tipo de preguntas (ítems), es habitual encontrarse en las pruebas de clase pocas de formato cerrado. No es malo utilizar formatos de este estilo siempre y cuando el tipo de conocimiento a evaluar se centre en hechos y conceptos. Además son mucho más rápidas de "corregir" y producen menos errores de tipo interpretativo. Con las preguntas abiertas, lo ideal sería tener guías de valoración, para aumentar la fiabilidad (véase:
Guías de valoración: mejorando la calificación de las respuestas abiertas).

Por último, se ha hablado de unidades de evaluación. Estas tienen sentido en cuestionarios largos (con gran número de ítems). Una unidad de evaluación va a incluir un estímulo con sus preguntas, habitualmente entre 5-15 preguntas. En este tipo de cuestionarios se pueden encontrar entre 3-5 unidades de evaluación. En los cuestionarios utilizados en clase también es muy difícil aplicar este formato, y las preguntas girarán en torno a un único estímulo, a lo sumo dos, que den origen entre 5-15 preguntas, dependiendo del formato de éstas.

Se irá avanzando en aspectos a tener en cuenta tanto para estímulos como para preguntas próximamente.