lunes, 29 de octubre de 2018

Resultados de aprendizaje: más allá del copia-pega

He vuelto aquí tras el verano y después de un inicio de curso realmente intenso. Mi propósito era retomar el blog en septiembre, pero ha sido imposible. Espero mantener una vez al mes una entrada a partir de ahora y deseo que lo disfrutéis y compartáis al máximo.
Este curso, me voy a centrar bastante en cuestionarios cognitivos, pero antes publicaré dos entradas. La primera de ellas es la de este mes, ya casi finalizado. Y la segunda, el mes que viene, sobre un estudio de calificaciones a lo largo de un curso de alumnado de 3º de ESO, pero ya vendrá. Al lío.

En la entrada de octubre me gustaría hablaros de los resultados de aprendizaje. Moon (2002) los define como “una declaración de lo que el estudiante se espera que conozca, comprenda y sea capaz de hacer al finalizar un período de aprendizaje”. Y en distintos países, en sus currículos, pueden recibir distintos nombres (metas de logro, objetivos de aprendizaje, indicadores de logro, estándares de contenido/aprendizaje, criterios de evaluación...). Todos ellos tienen en común que, además de aprendizajes esperados al finalizar un período formativo, son referentes para la evaluación, en algunos lugares prescriptivos (como el caso de España con sus criterios de evaluación) y en otros no.

En la infografía que he preparado tenéis la estructura general de un resultado de aprendizaje. Sólo recordar, que no siempre aparece un contexto, aunque precisamente es este elemento el que permite perfilar los criterios de evaluación (no confundir con los criterios de evaluación del currículo español) de una actividad o tarea. Y desafortunadamente, no siempre están redactados de forma clara y hay que hacer un esfuerzo de interpretación, y en la mayoría de veces de concreción, para que nos sean útiles.



Para sacarles todo el partido, nos será muy útil utilizar distintas taxonomías. La más conocida es la de Bloom, revisada por Anderson y Krathwohl en 2001, y que podéis ver en esta entrada. Hay otras para el dominio psicomotor como la de Simpson o Harrow, o para el dominio afectivo, Krathwohl. Y también otras taxonomías como la de Marzano y Kendall de 2007.

Usos prácticos

Sí, se puede (y se debe) ir más allá del uso del copia-pega para completar programaciones didácticas que sólo sirven para cumplir con unos requisitos burocráticos:
  1. Nos ayudan a cumplir con unos referentes de aprendizaje públicos, que han sido establecidos para todo el alumnado independientemente de su origen y estatus. Es decir, son de derecho, y no están al albur de empresas privadas, de colegios de pago o de "iluminatis" que piensan que lo que ellos enseñan es mejor que cualquier otra cosa, cosa que a veces podría ocurrir...pero hay que dar garantías siempre.
  2. Sirven como referencia para las adaptaciones que se debe proporcionar a un grupo de alumnos o un alumno individualmente. Algunos incluso mantienen una relación longitudinal a lo largo de toda la etapa para facilitar estas adaptaciones (caso de los decretos de Ed. Primaria, ESO y Bachillerato de la Comunitat Valenciana). Es interesante la apreciación que se hace en Sánchez Serrano (2016) en la aplicación del Diseño Universal de Aprendizaje al currículo, y en concreto a la separación de las metas (acción y contenido) y los medios (contexto) que aparecen en estos resultados de aprendizaje o a la determinación de la red de aprendizaje principal (afectiva, estratégica o cognitiva).
  3. Podemos establecer metas de aprendizaje claras para nuestro alumnado, monitorizar el aprendizaje respecto a éstas y proporcionar feedback efectivo que les ayude a aprender más y mejor aquello no consolidado, a establecer mejores estrategias de enseñanza y aprendizaje y a autoevaluarse.
  4. Son ideales para graduar los aprendizajes (y para ello hay que utilizar esquemas como las taxonomías) según su dificultad y complejidad, y así alinear las puntuaciones que se obtengan de las diferentes pruebas e instrumentos con escalas descriptivas de aprendizaje.
  5. Por último, sirven para el diseño de instrumentos de evaluación. En las rúbricas (escalas de valoración o listas de cotejo) para especificar las características o atributos de la actividad o tarea que se va a evaluar. En los cuestionarios cognitivos, a redactar ítems (preguntas) alineadas totalmente con los referentes y, como aspecto más técnico, a elaborar matrices de especificaciones.
Seguro que se os ocurren más utilidades. Para mí estas son las más relevantes.

Referencias

En la entrada sobre la Taxonomía de Bloom tenéis las referidas a las taxonomías. Además...

Moon, J.(2004). Linking levels, learning outcomes and assessment criteria.Bologna Seminar on ‘Using Learning Outcomes’ Edinburgh, United Kingdom, 1-2 July 2004. http://www.bologna-bergen2005.no/ (sección “Seminars”).

Sánchez Serrano, J.M. (2016). Diseño del Currículum desde el enfoque del Diseño Universal para el Aprendizaje. En Carmen Alba Pastor (Coord.), Diseño Universal para el Aprendizaje:  Educación para todos y prácticas de enseñanza inclusivas, pp. 59-88. Madrid: Morata.