sábado, 18 de abril de 2020

Cómo plantear la evaluación en un contexto virtual (II): análisis de documento de la conferencia sectorial de educación

Y aquí me descuelgo con la segunda parte prometida. Hace unos días, el 15 de abril, se hicieron públicas medidas más concretas para el ámbito educativo por parte de la Conferencia Sectorial de Educación (CSE). Y como es de esperar, las reacciones en diferentes foros han sido diferentes, también por parte del colectivo de docentes, ante las propuestas: desde su absoluta aprobación hasta su rechazo más rotundo. Quizá en España se haya tardado algo más que en otros países como Francia o Italia, pero creo que vale la pena ir avanzando, sin precipitarse, ante estas decisiones.

El documento toca muchos aspectos y de casi todas las enseñanzas no universitarias de régimen general (obligatorias y no obligatorias) y de régimen especial (como las enseñanzas artísticas y deportivas). Me centraré especialmente en las primeras, y dentro de estas, más en las obligatorias, aunque también especificaré alguna cosa más de las no obligatorias (Bachillerato y Formación Profesional). De los aspectos tratados, el que más me interesa es el de la evaluación y sus consecuencias, aunque ligado también a sobre qué se va evaluar (currículo y tareas de aprendizaje). No voy a citar todo el texto continuamente, para eso dejo el link al documento; sino más bien voy a entresacar la información, la voy a ordenar por una serie de temas comentados y realizaré la propuesta correspondiente si viene al caso. Perdonad si hay algún sesgo en la información seleccionada, procuraré que no, la mayor parte síntesis de lo escrito en el documento de la CSE aunque reorganizado. Aviso, es mi propuesta, mi opinión después del análisis. Ni la mejor, seguramente, ni la peor.


Disipando la confusión


Después de la comparecencia de la Ministra de Educación y del Secretario General de Educación, hemos leído y escuchado en distintos medios que España da el aprobado general. Por ejemplo:

- La Vanguardia (15/04/2020): aquí, para luego al día siguiente desdecirse (16/04/2020): “Por qué no es un aprobado general”.

- El País (15/04/2020): aquí, aunque previamente ya se preparaba el terreno: (14/04/2020): "La mayoría de profesores españoles rechaza el aprobado general".

He escogido dos periódicos al azar…los primeros de la búsqueda. En definitiva, en casi todos los medios sean formales o informales, no sólo aparece la cuestión del aprobado, también se suma al carro: “notas”, “promoción”, “repetición”, “evaluación”… Un galimatías que lleva a la confusión que como de costumbre se nos tiene acostumbrados; es el mejor caldo de cultivo para alentar a las masas que no quieren leer (aunque realmente todo esta ahí, blanco sobre negro), y prefieren ejercer el “cuñadismo”, en este caso pedagógico. Ya se sabe que para ser “cuñado” no hace falta ejercer la profesión de la que se habla, y si es sobre educación, ni te cuento.

Pues efectivamente, todos estos términos citados en torno al hecho de la evaluación, no son lo mismo. Voy a exponer aquí un diagrama sencillo, y posteriormente organizaré el análisis del documento de la CSE de acuerdo a cada uno de los elementos visualizados.


Como se aprecia en la imagen, aprobar o suspender no es lo mismo que promocionar o no promocionar. Las “notas” o calificaciones, condicionan a su vez el que una asignatura se supere o no; y éstas a su vez dependen de procedimientos numéricos (no voy a entrar en este tema) que al menos suelen estar explicitados en la programación didáctica, en los llamados criterios de calificación (cuya forma y contenido no es prescriptivo). Sí es prescriptiva la escala de calificación que se utiliza para calificar a una asignatura (de 1 a 10). Cuando se habla de evaluación sin más, queda indefinida la cuestión: no sabemos si se refiere a sus instrumentos y procedimientos, al hecho de calificar y las calificaciones y sus consecuencias: aprobar/suspender, promocionar/repetir. O a una cuestión más general de lo que se entiende por evaluación en su conjunto.

Desgrano las propuestas de la Conferencia Sectorial de Educación (CSE), generales y específicas por etapa, señalando lo indefinido o general y haciendo la propuesta pertinente, a quien interese.

Consideraciones generales


Una de las cuestiones que aparece en el texto es que las administraciones educativas harán las adaptaciones que resulten necesarias de la normativa actual. Esto me parece fundamental para proteger al propio sistema: a todos, ajustándonos a normas que no queden al albur de la interpretación de familias, centros o profesorado; máxime las que tienen consecuencias en la vida de las personas: repetir o no, titular o no, aprobar o suspender, las calificaciones (cuentan en algunos procesos de admisión a otras etapas), hincharnos a hacer “deberes” o no… Además el propio documento de la CSE incluye que las administraciones educativas establecerán los marcos generales para: adaptar el currículo, la metodología didáctica y la evaluación.

Propuesta 0: Establecer la normativa necesaria sobre los aspectos mencionados en el CSE y especificar aquellos aspectos que protejan a familias, profesorado y equipos directivos, especialmente los que tienen consecuencia sobre la promoción / titulación, no dejándolos a criterio de cada centro.

El documento también es interesante en cuanto a propuestas en torno a:
  1. Planes específicos de recuperación del vínculo escolar (alumnado desconectado, no localizable o con carencia de medios digitales).
  2. Herramientas y programas de formación adecuados para el alumnado.
  3. Adaptación del modelo de tutorías (organización, autorregulación y bienestar emocional).
  4. Acciones de orientación académica y profesional (4ºESO, 2º Bach. y grados de FP)
  5. Adaptaciones de acceso a alumnado con necesidades ed. Especiales y en general al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo.
  6. Recursos formativos y medios de apoyo para la labor docente.

Evidencias de aprendizaje: “tareas escolares”, competencias y aprendizajes esenciales


La Conferencia Sectorial de Educación especifica que se propongan en este período, actividades, a distancia o presenciales (que se puedan llevar a cabo) que:
  • Permitan el aprendizaje continuo y susciten interés por aprender.
  • estén adaptadas a su edad y características y a la situación excepcional,
  • sean globalizadoras, interdisciplinares y tutorizadas.
Previamente o como condición, la administración educativa, los centros y el profesorado deberá revisar los currículos y programaciones didácticas, renunciando a los propósitos iniciales, centrándose en:
  • Aprendizajes y competencias imprescindibles.
  • No penalizando o perjudicando el bienestar del alumnado sin sobrecargarlo de tareas excesivas.
  • Desarrollando actividades de recuperación, repaso, refuerzo y, en su caso, ampliación de aprendizajes anteriores que resulten necesarios para todo o parte de su alumnado.
  • Colaborando, reforzando las coordinaciones entre el profesorado, para hacer posible: la adaptación de las programaciones, actividades y criterios de evaluación, evitar problemas de sobrecarga de tareas, falta de acompañamiento docente o desigualdad de apoyo familiar.
En este caso nada que objetar. Creo que marca un camino a los centros para organizar, dentro del marco expuesto, cómo hacerlo con suficiente autonomía, que no es necesario especificar más en normativa. Un pero… Hubiese estado bien aclarar si las competencias son las clave o esto se queda en el terreno indefinido, como también se queda lo de “imprescindibles”. Complicado tema de cerrar en un trimestre en una normativa transitoria. Y una idea pesimista…va a estar complicado eso de globalizadoras, interdisciplinares y tutorizadas…uy, uy, uy. Además, los equipos directivos tendrán que estar preparados para lidiar con los límites de qué se considera tarea excesiva y qué se considera necesario ampliar.

¿Qué hay de los procedimientos e instrumentos de evaluación?


La cuestión general que plantea la CSE es que se adapte la evaluación del alumnado. ¿En qué aspectos? Algunos ya se aplican, aunque entiendo que aquí se quieren enfatizar:
  • Utilizar diversas modalidades: autoevaluación y coevaluación.
  • Combinar la información cualitativa y cuantitativa.
  • Evaluación continua de las actividades.
  • Acentuar el carácter diagnóstico y formativo para valorar los avances y retrocesos producidos y así planificar la recuperación y programar el próximo curso (comentaré esto al final de la entrada).
  • Considerar las evaluaciones de todo el curso.
  • Valorar los aprendizajes y competencias imprescindibles.
Todo esto ya figura en la normativa de evaluación, son orientaciones generales. Es decir no cambia nada. Y los problemas los vamos a tener en la cuestión de qué aprendizajes son los imprescindibles, como indicaba más arriba; y en el de siempre, entender qué es la evaluación formativa (que implica a la continua). Se entiende pues, que cada tarea se calificará cualitativa o cuantitativamente con los procedimientos e instrumentos habituales que tenga el profesorado, adaptados a esta situación; al igual que se debe hacer con los criterios de calificación de cada programación didáctica. Y consecuentemente comunicarlos a los estudiantes y sus familias.

Como en el post anterior ya hice un comentario sobre cómo deberían ser las tareas planteadas (evaluables) en este período, no me repetiré.

Profe, ¿vale para nota?


Pues no se dice nada sobre las calificaciones en el texto de la CSE, y he aquí el agujero negro que tiene el comunicado. ¿Esto quiere decir que se aprueba y suspende como habitualmente se hace? Entendemos que sí… Es decir que un alumno puede suspender dos, tres, cinco, diez… ¿Ha de cambiar alguna cuestión al respecto? Atender a lo que ya me he referido en el apartado de aspectos generales:
desarrollando actividades de recuperación, repaso, refuerzo y, en su caso, ampliación de aprendizajes anteriores que resulten necesarios para todo o parte de su alumnado.
Qué consideraciones deberíamos tener en cuenta para esto de aprobar o suspender la tercera evaluación (final). Aquí van dos propuestas, que bien podrían quedar más o menos definidas en normativa (lo esperable) o adoptarse en los centros, en el caso de que no se definan:

Propuesta 1: Para todo el alumnado al que la calificación en alguna asignatura, considerando las dos primeras evaluaciones, sea negativa se establecerán tareas de refuerzo y recuperación que les permitan superarlas con éxito en la evaluación final ordinaria o en su período extraordinario.

Propuesta 2: En ningún caso la calificación de una asignatura en la tercera evaluación (final) podrá ser inferior a la calificación máxima obtenida en las dos primeras evaluaciones, pudiendo ser aumentada en consideración de la valoración de las tareas efectuadas en el período de confinamiento.

O en lugar de a la máxima, a la media redondeada hacia el entero más cercano, aunque ya os digo que no creo en medias aritméticas hechas con dos valores…Manías.

Es más, cito lo que se dice para ESO, que también vale para Bachillerato:
En ningún caso, el alumno podrá verse perjudicado por las dificultades derivadas del cambio de metodología a distancia del tercer trimestre, y no podrá ver minorados los resultados obtenidos en las evaluaciones de los trimestres anteriores. (p. 9 y p.12)

Road to promotion


La indicación general de la CSE, como ya lo es, es que la promoción/titulación será la norma general, siendo la repetición una medida excepcional. Nuevamente se matiza un aspecto que ya está en normativa. Al que se le añade simplemente que la repetición será argumentada y acompañada de un plan preciso de recuperación.

Lo de argumentar es nuevo, la verdad, nadie argumenta repeticiones porque hay una norma que especifica cuando repetir o no, y si se hace una excepción cuándo y cómo hacerla. Y lo del plan específico de refuerzo para los repetidores, ya está regulado desde 2013, al menos. Que algunos han vendido esto como nuevo en su programa político, y no. Lo que ocurre es que pocos centros lo hacen o al menos no lo tienen definido formalmente en un documento, salvo en alguna comunidad autónoma que sí está bastante regulado y con modelo de documento estandarizado. Nada nuevo pues. Pero... se especifica por niveles cuestiones importantes:

Especificaciones sobre la promoción

Las Administraciones educativas podrán flexibilizar, de manera excepcional durante el curso 2019-2020, los criterios de promoción en todos los cursos de Educación Secundaria Obligatoria, sin tener en cuenta limitaciones que afecten al número de materias pendientes (pp. 8 y 10).
O para la titulación, sin lugar a dudas, en ESO y Bachillerato:
Las Administraciones educativas podrán flexibilizar los criterios de obtención del título de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria, basándose en la adquisición de los objetivos generales establecidos para la etapa y el desarrollo de las competencias. No serán tenidas en cuenta limitaciones para obtener la titulación que afecten al número de áreas pendientes. Las decisiones sobre titulación se adoptarán en todo caso de manera colegiada por el equipo docente. (pp. 10 y 11).

No serán tenidas en cuenta limitaciones que afecten al número de áreas pendientes. El equipo docente valorará la adquisición suficiente de los objetivos generales de Bachillerato que permitan al alumno o alumna continuar su itinerario académico. (p. 13)
Este es uno de los aspectos que debería quedar reflejado en normativa y donde quizá haya más polémica. Efectivamente ni el aprobado es general, ni tampoco la promoción ni la titulación, como algunos dicen, pero:
  • Habrá comunidades autónomas que lo dejen como está establecido en normativa, sin flexibilizar (el “podrán” es una posibilidad, no un imperativo).
  • Habrá comunidades autónomas que flexibilicen, pero de desigual manera seguramente: desde promoción de todo el alumnado independientemente del número de asignaturas aprobadas o suspendidas, hasta regular un límite razonable en situación excepcional o unas condiciones valorables muy claras (independientemente del número).
  • Habrá comunidades autónomas que trasladarán el papel de la flexibilización a los centros educativos, la situación menos deseable desde mi punto de vista; la que más desigualdades va acarrear al alumnado y problemas va a crear a la administración (p.ej.: a la inspección educativa).
Así que, ante esta situación de indefinición, lanzo esta:

Propuesta 3: se podrá aplicar la medida excepcional de la repetición de curso en aquellos casos en los que se considere que por el número de materias no superadas en la evaluación extraordinaria no se aconseje su promoción/titulación y el aprovechamiento de las medidas de refuerzo planificadas para el primer trimestre del curso 2020-2021, justificado en el informe individualizado.


El informe individualizado


Este informe se va nombrando a lo largo de todo el documento, y debe sumarse a los documentos de evaluación ya establecidos por normativa. Es un documento que servirá a los propósitos de justificar el período que se establezca de refuerzo para el curso siguiente y, en su caso, la promoción/no promoción. Qué debe contener debería ser también una de las cuestiones a fijar por la administración educativa. Valga como propuesta un breve esquema:

Propuesta 4: Además de los datos del alumno/a y del centro, el informe individualizado debería incluir:
  • Valoración de las condiciones en las que se ha desarrollado la enseñanza a distancia en el nivel, al respecto de las tareas y asignaturas, con indicadores extraídos de lo establecido en la norma que se desarrolle a partir de este documento de la CSE.
  • Valoración de las condiciones de accesibilidad del alumno/a y posibles dificultades encontradas
  • Calificaciones del 1er y 2º trimestre, más la otorgada en la evaluación final o extraordinaria (aunque los documentos oficiales de evaluación servirían).
  • Criterios de promoción del alumno/a: por competencias clave, definiendo criterios de desempeño competente, o uno global o mejor 4 o 5 por competencia clave, para ser valorados con una escala sencilla, que estén contextualizados en situaciones de aprendizaje que se hayan podido dar en este período.
  • Decisión del equipo docente de promoción/titulación
  • Justificación de la no promoción, si es el caso (en base a lo valorado)

Espero que, aunque largo, sea de vuestro provecho. Y por favor, tómense estas aportaciones considerando que soy un profesional más de la educación, con una opinión que puede estar diametralmente en contraposición a las de otros profesionales. Hechas con la mejor de las intenciones, sumar siempre a esta situación. En esencia, estoy muy de acuerdo con el documento de la CSE, sólo que faltan matices y especificidades, y en mi opinión, algo de orden explicativo y precisión en algunos términos. Sé que queda el tema polémico de julio…Lo dejo para otros, pero apunto que para el análisis de los datos obtenidos de la situación, la planificación y programación del próximo curso, los equipos educativos tendremos que dedicar mucho tiempo si no queremos que se convierta en un parche. No dar clase no significa no trabajar, para aquellos que todavía siguen atacando nuestra profesión desde este argumento (que sí, que como en todos los trabajos hay personas que no trabajan en julio, y probablemente tampoco el resto del año). Para todos, compañeros y compañeras mis más sinceros apoyos en esta situación que nos ha tocado vivir. Trabajemos conjuntamente, ahora más que nunca.


Cuanta más información requiera el diseño de una herramienta, mayor inteligencia potencial confiere al usuario

(inspirada en Daniel Dennett)

domingo, 12 de abril de 2020

Cómo plantear la evaluación en un contexto virtual (I): evaluación de los aprendizajes

Cómo no, me veo un tanto obligado a manifestar mi opinión, en esta situación de excepcionalidad, en torno al tema de la evaluación en el sistema no universitario. Esta entrada (Parte I), la dedicaré a qué se puede realizar respecto a la evaluación del aprendizaje en esta modalidad a distancia y virtual. Cuestión que ya ha sido probada y resuelta desde hace años en las modalidades a distancia, pero que a los de la modalidad presencial nos ha pillado un tanto fuera de juego. Tanto por qué tipo de evaluación practicar y sus consecuencias, como por los recursos que podemos utilizar para ello.

Lo primero que tenemos que despejar, y que cualquiera puede intuir, es que la evaluación de los aprendizajes en un contexto virtual es totalmente factible. Además, muchos entornos virtuales de aprendizaje, plataformas telemáticas o sistemas de gestión del aprendizaje (LMS por sus siglas en inglés) como Moodle, Blackboard,  Chamilo, Sakai...ofrecen múltiples recursos para ello. Más adelante se exponen algunos de estos recursos, unidos a la presentación de tareas, que se pueden realizar en estas plataformas. En concreto en Moodle, que es la que más conozco y utilizo, y la que se utiliza por ejemplo en mi Comunidad Autónoma (bajo el nombre de Aules) y en los cursos de formación del INTEF. La entrada la organizo en tres aspectos de la evaluación: 1) tareas evaluables, 2) instrumentos y procedimientos de evaluación y 3) el currículo de referencia.

La organización de las tareas y la transmisión de conocimiento en un contexto virtual

Para que se dé la evaluación de los aprendizajes del alumnado es fundamental que se evidencien éstos. Es decir, que se dé la oportunidad al estudiante de poder demostrar un cierto nivel de competencia. Por tanto, lo primero que nos tenemos que preguntar es ¿qué tipo de actividades y tareas estamos proponiendo a nuestro alumnado en esta transición sobrevenida al mundo virtual? Y en este aspecto, por lo visto hasta ahora, los docentes proponemos de todo un poco: desde las tareas más clásicas como: resuelve los cinco ejercicios de la página 153, para lo cual no se necesita un entorno virtual, hasta verdaderos retos interactivos o cooperativos aprovechando todas las potencialidades que nos ofrecen éstos. Lo que, pensándolo bien, tampoco el tema está en el medio (virtual o presencial), ¿no?
En cuanto a la transmisión de conocimientos y la comunicación: podemos utilizar, nuevamente: lee la página 152 del libro (incrustando esta instrucción en una tarea o en una etiqueta, infrautilizando el recurso) pasando a proporcionar enlaces a sitios web externos de forma organizada, archivos en carpetas o sueltos... Hasta llegar a una combinación de todo esto y utilizar recursos muy potentes para presentar información a la vez que provocamos tareas de aprendizaje al alumnado, por ejemplo: lecciones, wikis o glosarios, que servirían como actividades, además de para transmitir conocimiento. Externamente a Moodle también se pueden utilizar apps como medio para realizar infografías, presentaciones interactivas, vídeos... O programas de código abierto para crear y organizar contenido educativo en soporte informático sin necesidad de conocer HTML5 o XML, como eXeLearning y subirlo como paquete IMS a Moodle.


Además, Moodle tiene un conjunto de herramientas para mantenernos comunicados con nuestro alumnado, cuestión de suma importancia en esta etapa que estamos viviendo y, en general, en la enseñanza virtual: foros (también puede ser una actividad), chats o el diálogo, una herramienta que permite la comunicación personal y privada con un/a alumno/a.

En cualquier caso, Kareem Farah en el blog Edutopia (4 Tips for Teachers Shifting to Teaching Online), desarrolla cuatro claves a tener en cuenta a la hora de plantear el trabajo digital a nuestros estudiantes:

1. Actividades sencillas y simples: instrucciones muy claras, donde se tengan que movilizar uno o dos recursos y accesibles en pdf.
2. Establecer una base de operaciones digital: estos entornos virtuales de los que estamos hablando pueden servir.
3. Priorizar actividades a largo plazo y gestionadas por el alumnado: dar tiempo y autonomía.
4. Contactar individualmente con el alumnado: por el medio que sea.

La evaluación de las tareas: recursos desde la plataforma Moodle

Una vez planteadas las tareas estamos en condiciones de poder diseñar y realizar la evaluación de las mismas (y si queremos su calificación como parte de ésta). En esta sección de la entrada planteo los diversos procedimientos e instrumentos de evaluación que permite una plataforma como Moodle, y que estoy convencido que en mayor o menor medida también estarán disponibles en otro tipo de plataformas. Todas las actividades de Moodle pueden ser evaluadas, y así algunas tareas y herramientas de comunicación como el glosario, wiki, lección y foro. En la imagen siguiente se presenta una tabla de doble entrada: actividad / instrumentos y procedimientos de evaluación.
De todas las actividades presentadas en esta tabla, tanto la consulta como la encuesta no son "calificables", por eso no llevan un instrumento de evaluación asociado. En el resto, con los instrumentos de evaluación se pueden generar calificaciones cualitativas y cuantitativas. En cuanto al feedback, desde cada una de ellas se permite, casi siempre, abrir la posibilidad al estudiante de reenviar su tarea tras esa retroalimentación.  Por último señalar que una de las herramientas de comunicación no incluida en la tabla, el foro, puede ser también  calificada por el profesor y por los propios compañeros con una escala.

Las posibilidades son inmensas y conocer el propósito de las actividades y las herramientas que tenemos a nuestra disposición va a permitir monitorizar el aprendizaje de nuestro alumnado, ofrecerle herramientas de evaluación adecuadas y especialmente proporcionarle el feedback que necesita para mejorar. Tanto la entrega de tareas como las calificaciones pueden seguirse en módulo de calificaciones de la plataforma, donde se presenta un especie de libro de calificaciones (tipo los que tenemos en otras aplicaciones o el cuaderno de evaluación del profesorado clásico). Y si a alguien le interesa si se pueden ponderar las actividades, establecer mínimos de superación, escalas propias...pues también. Del mismo modo, el cuestionario (el clásico examen) ofrece múltiples posibilidades, no sólo en formato de preguntas, sino también en cuanto a aplicación y restricciones de tiempo, intentos, preguntas al azar, itinerario...

Revisión de los resultados de aprendizaje y otras modificaciones

Aunque quizá sea este el primer elemento que debemos revisar en este cambio a lo virtual, lo sitúo aquí al final. Suele ser lo menos atractivo pero lo que, a mi modo de ver, debería ocupar un tiempo considerable: repensando colectivamente, como claustro, departamento, nivel o ciclo, qué aprendizajes se van a fomentar y cómo:

1. Revisando qué criterios de evaluación, estándares, objetivos...resultados de aprendizaje en general, resultan modificados por la nueva situación o al menos requieren de un nuevo planteamiento. Con ello quiero decir que si quiero responder al currículum establecido y además diseño mis unidades didácticas y mis actividades de acuerdo a ellos, quizá éstas deben sufrir alguna modificación en cuanto a medios, recursos y tareas evaluables (no digo calificables). Y quizá aquí las asignaturas que más habitualmente requieren de realizaciones: Música, Educación Plástica, Educación Física, Tecnología... se van a ver más afectadas. En definitiva, adaptar las programaciones didácticas de departamento y aula a la nueva situación donde los aprendizajes se evidencian de otra forma, o al menos mediante procedimientos diferentes.

2. Revisando y comunicando los cambios en los criterios y procedimiento de evaluación y  de calificación: aunque no vayamos a hacerlo de una forma numérica, no está tampoco de más comunicar al alumnado y sus familias, siempre que no hayan directrices de centro o de la administración en otro sentido. Es un ejercicio de transparencia que debería estar consensuado en el seno de los equipos docentes de ciclo o departamentos: qué consideración y significación tienen las tareas entregadas en este tiempo para el aprendizaje del alumnado, qué instrumentos y procedimientos de evaluación se van a utilizar y cómo se va a calificar cada una de ellas (si es el caso).


Conclusión: ventajas de la evaluación en un contexto virtual frente a un modelo presencial

No es que quiera abogar definitivamente por un modelo virtual, ni mucho menos. Considero esencial el modelo presencial: el calor, la interacción social, el cara a cara, los retos de la convivencia en un espacio físico que compartimos... Pero, si de algo nos tiene que valer esta experiencia, donde se manifiestan algunas debilidades del sistema educativo y, siendo autocríticos, de nuestra propia actuación como profesionales de la educación (no sólo las relativas a la competencia digital), es para sacar lo positivo y seguir adelante, aprendiendo y ofreciendo lo mejor de nosotros mismos a nuestro alumnado.

La evaluación "virtual" con las herramientas de las que hemos hablado va a permitir:
  • Obtener resultados inmediatos, especialmente cuando hablamos de los cuestionarios, tanto para el docente como para el alumnado.
  • Ofrecer retroalimentación diferida e incluso también inmediata.
  • Gamificar la experiencia de aprendizaje (y evaluación) en cuanto a concesión de insignias, competencias alcanzadas...
  • Ofrecer experiencias de coevaluación y de autoevaluación, con escalas y rúbricas integradas, como en los talleres.
  • Adaptar los recursos, con alternativas tecnológicas accesibles y seguimiento, al alumnado con necesidades específicas de acceso a la información. 
  • Personalizar las tareas e instrumentos de evaluación, e incluso los cuestionarios, dando posibilidades de intentos nuevos, de tiempo adicional,  de rúbricas y escalas personalizadas.
  • Informar al alumnado de su progreso y de la distancia a la que está de conseguir una competencia mínima con las tareas que ha realizado y han sido evaluadas.
  • ...

Obviamente, algunas de estas ventajas no hacen más que poner de relieve que va a haber parte del alumnado con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo al que se lo podemos poner fácil con recursos que podemos ofrecer y recomendar. Véase la interesante entrada del Antonio Márquez donde se ofrecen recursos para familias, alumnado y profesorado: Tareas accesibles y tecnológicas en tiempos de COVID. Desafortunadamente, a otros no podremos llegar fácilmente. Debemos tener en cuenta a aquel alumno/a que presenta problemas de acceso a este tipo de enseñanza: por falta de recursos y conectividad, por situaciones socioeconómicas y familiares complicadas, por abandono del sistema (ya en la modalidad presencial). No es un porcentaje bajo en un centro público. Como norma general, me atrevería a decir que entre un 8%-10% de media. Ante esto no podemos, ni debemos, quedarnos solos. Tanto la administración, con sus medidas más globales y con los recursos que pueda aportar; como el centro, con un plan de contingencia para estos casos, con o sin ayuda de las entidades municipales (Ayuntamientos, Servicios Sociales, Policía Local...) deberían dar respuesta. Si no, la evaluación no valdrá para nada más que aumentar la brecha educativa ya existente.

Recursos para los docentes