martes, 3 de octubre de 2017

De(con)struyendo un mito (I): calificar no es evaluar

Numerosos artículos de opinión se han centrado últimamente en la cuestión de las calificaciones, casi siempre para denostarlas, para proponer que evaluar es algo más que calificar, incluso cambiando una norma como en Cataluña, que permite utilizar otras escalas no numéricas.
En este blog no vamos a ser menos...Ya tocaba tratar uno de los temas más polémicos, porque en definitiva acaberemos poniendo una calificación y a utilizar números para evaluar el aprendizaje de nuestro alumnado.

Definiciones

Casi siempre que manejo definiciones lo hago en referencia a la producción científica. En concreto, buscando en tesauros las palabras clave (keywords) que se manejan en los artículos de investigación, y que suelen estar descritas con una definición y unas relaciones jerárquicas con otras palabras clave. Tal es el caso, en educación, del tesauro de ERIC.


Así, quisiera distinguir primero, conceptualmente, los términos: evaluación (del estudiante), medida, valoración del logro, puntuación y calificación. Todos están relacionados pero tienen sus matices.

La evaluación es el establecimiento de un juicio sobre personas, organizaciones o cosas en relación con unos objetivos, criterios o estándares. Y a esto se le añade que se constituye como un proceso que tiene como fin la toma de decisiones. Cuando se habla de evaluación del alumnado se trata de establecer esos juicios sobre su desempeño o conducta en relación con criterios establecidos.
Dicho de otro modo es un proceso que sirve para, dados unos criterios prescriptivos, o no, del currículo (resultados de aprendizaje, criterios de evaluación, objetivos, estándares de aprendizaje evaluables, metas de logro...) establecer un juicio del desempeño del estudiante en relación con éstos, y actuar en consecuencia (tomar decisiones al respecto).

Como herramienta para guiar este juicio habitualmente se entra en el campo de la medición o más bien, y voy adelantando, en una pseudo-medición. La medición es un proceso de obtención de descripciones numéricas de la medida en la que personas, organizaciones o cosas poseen unas características específicas. Si la medición es del logro, de un alumno/a o grupo de alumnos, se trata entonces de asignar valores (cuantitativos o cualitativos) de acuerdo a estándares o procedimientos especificados, describiendo con esa asignación la cantidad de característica (logro) que posee ese/a alumno/a o grupo de alumnos. Al proceso de asignación sistemática de valores a los resultados (usualmente numéricos) como evidencia del logro, generalmente en cuestionarios, se le llama puntuar (Am. Lat.: puntaje).
Finalmente nos queda calificar el desempeño, logro o conducta de ese individuo o grupo usando unas escalas y valores específicamente establecidos.

Red conceptual de la evaluación de los aprendizajes: elementos constitutivos

En el gráfico se representan dos subredes relacionadas: 1) La red de evaluación, propiamente dicha, y 2) la red de la medición. En cualquier caso, una es subsidiaria de la otra, se necesita valorar el logro, pero no es necesario para establecer ese juicio en relación con unos estándares o criterios llegar a puntuar, y mucho menos calificar.

a) Para juzgar el nivel de consecución de unos aprendizajes (logro) se necesita que haya una excelente alineación entre los criterios establecidos (donde se marcan esos aprendizajes), la prueba que pido al alumno (evidencia) y el instrumento que me lo facilita. Es lo que me permite volver a los criterios, para en relación con ellos, establecer el juicio sobre el nivel de consecución de los aprendizajes y consecuentemente tomar decisiones sobre el proceso de enseñanza/aprendizaje (de ambas partes, sí).
b) Si además, a ese logro se lo sitúa en unas escalas de medida cualitativas o cuantitativas, se entra de lleno en el campo de la medición. No exento de errores, como toda medición y no exento de fuentes que amenazan la validez de los resultados (y consecuentemente la fiabilidad). Si para algo es útil la medición en este contexto escolar, además de para cumplir con imperativos legales, es para establecer una alineación (casi)perfecta de la escala numérica con la característica que se está describiendo (el logro de unos aprendizajes). Al menos debería ser así.


Conclusión

Por tanto, el proceso iría de lo más concreto, superficial y no necesario, calificar, a lo más amplio, profundo y necesario, evaluar. Lo lamentable es que los sistemas educativos han dado la vuelta al sentido lógico y paradójicamente educativo, de evaluar; imponiendo desde hace ya muchos años unas prácticas que están insertas en nuestro ADN, no sólo profesional, sino también personal. Se trata de un "meme" que se hereda generación tras generación. Cualquier cambio va a suponer una confrontación con nosotros mismos, con nuestro colegas de profesión, con el alumnado y con sus familias. Pero no escribo esto para dar una opinión solamente, sino también para aportar al discurso razones suficientes y necesarias que superen los argumentos inmovilistas, más allá de la manía personal de cada uno. Después la acción educativa podrá ser la que sea (impuesta o voluntariamente aceptada).

En la segunda parte de esta entrada, sólo demostraré documentalmente que esta práctica obsesiva de calificar y puntuar ha sufrido muy pocas variaciones desde hace por lo menos 60 años, y sospecho que más. Supongo que desde que se adoptaron los principios de la psicometría incipiente en aquellos primeros años del Siglo XX. Como podemos intuir, el aprendizaje es un constructo latente, algo que no se puede observar directamente (como la altura o el peso) y el nivel de inferencia es alto. Es en este campo de medición del rasgo latente, el que proviene de la psicometría, donde se han hecho avances extraordinarios, pero que distan mucho de lo que realmente se practica en el aula. También sobre las consecuencias que tienen las "mediciones de aula" se dedicará un espacio...(To Be Continued).

1 comentario:

PC-Users dijo...

Es cierto que existe una práctica obsesiva de calificar y que muchos docentes han desviado el fin verdadero de la evaluación como una herramienta de represión, una simple medición y nada que ver con la mejora del alumno...Las instituciones también se hacen de la vista gorda exigiendo a los docentes el cubrir grupos numerosos el cambiar la cantidad por la calidad...solo para adquirir beneficios...Saludos!