domingo, 12 de abril de 2020

Cómo plantear la evaluación en un contexto virtual (I): evaluación de los aprendizajes

Cómo no, me veo un tanto obligado a manifestar mi opinión, en esta situación de excepcionalidad, en torno al tema de la evaluación en el sistema no universitario. Esta entrada (Parte I), la dedicaré a qué se puede realizar respecto a la evaluación del aprendizaje en esta modalidad a distancia y virtual. Cuestión que ya ha sido probada y resuelta desde hace años en las modalidades a distancia, pero que a los de la modalidad presencial nos ha pillado un tanto fuera de juego. Tanto por qué tipo de evaluación practicar y sus consecuencias, como por los recursos que podemos utilizar para ello.

Lo primero que tenemos que despejar, y que cualquiera puede intuir, es que la evaluación de los aprendizajes en un contexto virtual es totalmente factible. Además, muchos entornos virtuales de aprendizaje, plataformas telemáticas o sistemas de gestión del aprendizaje (LMS por sus siglas en inglés) como Moodle, Blackboard,  Chamilo, Sakai...ofrecen múltiples recursos para ello. Más adelante se exponen algunos de estos recursos, unidos a la presentación de tareas, que se pueden realizar en estas plataformas. En concreto en Moodle, que es la que más conozco y utilizo, y la que se utiliza por ejemplo en mi Comunidad Autónoma (bajo el nombre de Aules) y en los cursos de formación del INTEF. La entrada la organizo en tres aspectos de la evaluación: 1) tareas evaluables, 2) instrumentos y procedimientos de evaluación y 3) el currículo de referencia.

La organización de las tareas y la transmisión de conocimiento en un contexto virtual

Para que se dé la evaluación de los aprendizajes del alumnado es fundamental que se evidencien éstos. Es decir, que se dé la oportunidad al estudiante de poder demostrar un cierto nivel de competencia. Por tanto, lo primero que nos tenemos que preguntar es ¿qué tipo de actividades y tareas estamos proponiendo a nuestro alumnado en esta transición sobrevenida al mundo virtual? Y en este aspecto, por lo visto hasta ahora, los docentes proponemos de todo un poco: desde las tareas más clásicas como: resuelve los cinco ejercicios de la página 153, para lo cual no se necesita un entorno virtual, hasta verdaderos retos interactivos o cooperativos aprovechando todas las potencialidades que nos ofrecen éstos. Lo que, pensándolo bien, tampoco el tema está en el medio (virtual o presencial), ¿no?
En cuanto a la transmisión de conocimientos y la comunicación: podemos utilizar, nuevamente: lee la página 152 del libro (incrustando esta instrucción en una tarea o en una etiqueta, infrautilizando el recurso) pasando a proporcionar enlaces a sitios web externos de forma organizada, archivos en carpetas o sueltos... Hasta llegar a una combinación de todo esto y utilizar recursos muy potentes para presentar información a la vez que provocamos tareas de aprendizaje al alumnado, por ejemplo: lecciones, wikis o glosarios, que servirían como actividades, además de para transmitir conocimiento. Externamente a Moodle también se pueden utilizar apps como medio para realizar infografías, presentaciones interactivas, vídeos... O programas de código abierto para crear y organizar contenido educativo en soporte informático sin necesidad de conocer HTML5 o XML, como eXeLearning y subirlo como paquete IMS a Moodle.


Además, Moodle tiene un conjunto de herramientas para mantenernos comunicados con nuestro alumnado, cuestión de suma importancia en esta etapa que estamos viviendo y, en general, en la enseñanza virtual: foros (también puede ser una actividad), chats o el diálogo, una herramienta que permite la comunicación personal y privada con un/a alumno/a.

En cualquier caso, Kareem Farah en el blog Edutopia (4 Tips for Teachers Shifting to Teaching Online), desarrolla cuatro claves a tener en cuenta a la hora de plantear el trabajo digital a nuestros estudiantes:

1. Actividades sencillas y simples: instrucciones muy claras, donde se tengan que movilizar uno o dos recursos y accesibles en pdf.
2. Establecer una base de operaciones digital: estos entornos virtuales de los que estamos hablando pueden servir.
3. Priorizar actividades a largo plazo y gestionadas por el alumnado: dar tiempo y autonomía.
4. Contactar individualmente con el alumnado: por el medio que sea.

La evaluación de las tareas: recursos desde la plataforma Moodle

Una vez planteadas las tareas estamos en condiciones de poder diseñar y realizar la evaluación de las mismas (y si queremos su calificación como parte de ésta). En esta sección de la entrada planteo los diversos procedimientos e instrumentos de evaluación que permite una plataforma como Moodle, y que estoy convencido que en mayor o menor medida también estarán disponibles en otro tipo de plataformas. Todas las actividades de Moodle pueden ser evaluadas, y así algunas tareas y herramientas de comunicación como el glosario, wiki, lección y foro. En la imagen siguiente se presenta una tabla de doble entrada: actividad / instrumentos y procedimientos de evaluación.
De todas las actividades presentadas en esta tabla, tanto la consulta como la encuesta no son "calificables", por eso no llevan un instrumento de evaluación asociado. En el resto, con los instrumentos de evaluación se pueden generar calificaciones cualitativas y cuantitativas. En cuanto al feedback, desde cada una de ellas se permite, casi siempre, abrir la posibilidad al estudiante de reenviar su tarea tras esa retroalimentación.  Por último señalar que una de las herramientas de comunicación no incluida en la tabla, el foro, puede ser también  calificada por el profesor y por los propios compañeros con una escala.

Las posibilidades son inmensas y conocer el propósito de las actividades y las herramientas que tenemos a nuestra disposición va a permitir monitorizar el aprendizaje de nuestro alumnado, ofrecerle herramientas de evaluación adecuadas y especialmente proporcionarle el feedback que necesita para mejorar. Tanto la entrega de tareas como las calificaciones pueden seguirse en módulo de calificaciones de la plataforma, donde se presenta un especie de libro de calificaciones (tipo los que tenemos en otras aplicaciones o el cuaderno de evaluación del profesorado clásico). Y si a alguien le interesa si se pueden ponderar las actividades, establecer mínimos de superación, escalas propias...pues también. Del mismo modo, el cuestionario (el clásico examen) ofrece múltiples posibilidades, no sólo en formato de preguntas, sino también en cuanto a aplicación y restricciones de tiempo, intentos, preguntas al azar, itinerario...

Revisión de los resultados de aprendizaje y otras modificaciones

Aunque quizá sea este el primer elemento que debemos revisar en este cambio a lo virtual, lo sitúo aquí al final. Suele ser lo menos atractivo pero lo que, a mi modo de ver, debería ocupar un tiempo considerable: repensando colectivamente, como claustro, departamento, nivel o ciclo, qué aprendizajes se van a fomentar y cómo:

1. Revisando qué criterios de evaluación, estándares, objetivos...resultados de aprendizaje en general, resultan modificados por la nueva situación o al menos requieren de un nuevo planteamiento. Con ello quiero decir que si quiero responder al currículum establecido y además diseño mis unidades didácticas y mis actividades de acuerdo a ellos, quizá éstas deben sufrir alguna modificación en cuanto a medios, recursos y tareas evaluables (no digo calificables). Y quizá aquí las asignaturas que más habitualmente requieren de realizaciones: Música, Educación Plástica, Educación Física, Tecnología... se van a ver más afectadas. En definitiva, adaptar las programaciones didácticas de departamento y aula a la nueva situación donde los aprendizajes se evidencian de otra forma, o al menos mediante procedimientos diferentes.

2. Revisando y comunicando los cambios en los criterios y procedimiento de evaluación y  de calificación: aunque no vayamos a hacerlo de una forma numérica, no está tampoco de más comunicar al alumnado y sus familias, siempre que no hayan directrices de centro o de la administración en otro sentido. Es un ejercicio de transparencia que debería estar consensuado en el seno de los equipos docentes de ciclo o departamentos: qué consideración y significación tienen las tareas entregadas en este tiempo para el aprendizaje del alumnado, qué instrumentos y procedimientos de evaluación se van a utilizar y cómo se va a calificar cada una de ellas (si es el caso).


Conclusión: ventajas de la evaluación en un contexto virtual frente a un modelo presencial

No es que quiera abogar definitivamente por un modelo virtual, ni mucho menos. Considero esencial el modelo presencial: el calor, la interacción social, el cara a cara, los retos de la convivencia en un espacio físico que compartimos... Pero, si de algo nos tiene que valer esta experiencia, donde se manifiestan algunas debilidades del sistema educativo y, siendo autocríticos, de nuestra propia actuación como profesionales de la educación (no sólo las relativas a la competencia digital), es para sacar lo positivo y seguir adelante, aprendiendo y ofreciendo lo mejor de nosotros mismos a nuestro alumnado.

La evaluación "virtual" con las herramientas de las que hemos hablado va a permitir:
  • Obtener resultados inmediatos, especialmente cuando hablamos de los cuestionarios, tanto para el docente como para el alumnado.
  • Ofrecer retroalimentación diferida e incluso también inmediata.
  • Gamificar la experiencia de aprendizaje (y evaluación) en cuanto a concesión de insignias, competencias alcanzadas...
  • Ofrecer experiencias de coevaluación y de autoevaluación, con escalas y rúbricas integradas, como en los talleres.
  • Adaptar los recursos, con alternativas tecnológicas accesibles y seguimiento, al alumnado con necesidades específicas de acceso a la información. 
  • Personalizar las tareas e instrumentos de evaluación, e incluso los cuestionarios, dando posibilidades de intentos nuevos, de tiempo adicional,  de rúbricas y escalas personalizadas.
  • Informar al alumnado de su progreso y de la distancia a la que está de conseguir una competencia mínima con las tareas que ha realizado y han sido evaluadas.
  • ...

Obviamente, algunas de estas ventajas no hacen más que poner de relieve que va a haber parte del alumnado con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo al que se lo podemos poner fácil con recursos que podemos ofrecer y recomendar. Véase la interesante entrada del Antonio Márquez donde se ofrecen recursos para familias, alumnado y profesorado: Tareas accesibles y tecnológicas en tiempos de COVID. Desafortunadamente, a otros no podremos llegar fácilmente. Debemos tener en cuenta a aquel alumno/a que presenta problemas de acceso a este tipo de enseñanza: por falta de recursos y conectividad, por situaciones socioeconómicas y familiares complicadas, por abandono del sistema (ya en la modalidad presencial). No es un porcentaje bajo en un centro público. Como norma general, me atrevería a decir que entre un 8%-10% de media. Ante esto no podemos, ni debemos, quedarnos solos. Tanto la administración, con sus medidas más globales y con los recursos que pueda aportar; como el centro, con un plan de contingencia para estos casos, con o sin ayuda de las entidades municipales (Ayuntamientos, Servicios Sociales, Policía Local...) deberían dar respuesta. Si no, la evaluación no valdrá para nada más que aumentar la brecha educativa ya existente.

Recursos para los docentes

2 comentarios:

sergietttte@gmail.com dijo...

Gracias Javier por tus recomendaciones!!

Elena Baviera dijo...

Muchísimas gracias, una vez más, Javier, por tus claras aportaciones!